miércoles, 15 de diciembre de 2010

EL VALOR DEL SUELO Y LAS MAMÁS OSO


Parece que no les llega el dinero para pagar indemnizaciones con lo que tenemos en caja, dicho a grosso modo. Así que ahora están pensando en vender los terrenos que pisamos. Jajaja, qué risa, el suelo industrial está eso, por los suelos. Anda que van a encontrar a algún tonto que les pague lo que valían hace cuatro o cinco años estos metros cuadrados.

Mientras, leo en las noticias que un hombre la ha emprendido a tiros esta misma mañana en Olot. Primero parece que se ha cargado al dueño de su empresa y alguien más, y acto seguido se ha dirigido a su banco y ha disparado -y matado- al director de la sucursal y otra persona más. En total, cuatro fallecidos por un rifle que Dios sabe porqué lo tenía ese desesperado en  su casa o de dónde cuernos lo habrá sacado.

Sarah Palin, como buena mamá oso, u osa que diría la cesada Bibiana, aboga porque a los estadounidenses no les arrebaten la libertad de empuñar un arma cuando se les antoje apropiado. Como si fueran osos. Y lo peor es que tiene un éxito brutal.

viernes, 26 de noviembre de 2010

ENGANCHADA Y ADICTA


Hay quien se engancha a la marihuana, o al tabaco, o a la cerveza, o a los amigos. No es que sean comparables, pero parecen aficiones placenteras, sin abusar. Sin embargo, yo me hago adicta a los trabajos que resuelvo -además de al buen vino cuando no estoy embarazada y un cigarrito de vez en cuando, por no hablar de los amigos-.

Me pasó con mi primer trabajo. Un familiar muy muy cercano se puso muy enfermo mientras yo estaba trabajando para Oliver, mi primer jefe. Le dije que me volvía a España para cuidar de ese familiar, pero se lo dije con lágrimas en los ojos, porque yo, en realidad, no me quería ir de allí ni atada por entonces. Y Oliver me contestó -no sé si egoístamente porque ahora es lo de menos- que en tiempos de tormenta no hay que hacer mudanza. Que no me veía con las ideas claras y que no tomara decisiones que podrían condicionar toda mi vida futura. Y vaya si podían. De haber vuelto yo entonces a vivir a mi ciudad natal, con un trabajo sin terminar y las ideas turbias, creo que la depresión me hubiera tocado como a una diana. Y nada de mi vida posterior, por supuesto, hubiera sido como fue. Los lugares también te determinan.

Pero lo de ahora es diferente. Es que escucho hablar a mis compañeros de oficina, a la jefa de recursos humanos, a la directora financiera, y sé que se nos avecina una muy gorda con la entrada del nuevo año. No sé si habrá huelgas o nos resignaremos como corderos degollados, pero lo que sí sé a ciencia cierta es que, mientras todo eso pase, yo estaré pariendo y amamantando a una nueva criatura que pienso traer al mundo por las mismas  fechas.

Les he pedido a mis compis que no me excluyan de los cotilleos del momento, que me cuenten por mail lo que está pasando o cómo sea, que no quiero quedarme al margen de momentos que seguro serán históricos para todos nosotros. Y pienso en mis temas, en mis carpetas, en mis archivadores llenos de historia -y de polvo en algunos casos- y en dónde y quién los heredará cuando nos echen a todos de aquí, y si los tratarán bien o mal. Si me criticarán o me alabarán por el estado en que les deje la información. Información es poder, así que yo la tendré bien agarrada a mis dientes mientras pueda. Pero, mucho me temo, que lo que tendré agarrado a mi teta será más bien una hija, y con eso tendré todo lo que pueda desear. Por un tiempo. Y si Dios quiere.

jueves, 4 de noviembre de 2010

EL PASILLO OSCURO



Estamos de ERE. Expediente de Regulación de Empleo Temporal. Lo que significa que algunos días vienes a trabajar y otros no. Los que vienes, cobras el sueldo íntegro de la empresa. Los que no vienes, cobras el 90% de tu sueldo, pero una parte del mismo lo pagan las arcas públicas.

En mi caso, yo decido qué días vengo y qué días me quedo en casa. Eso sucede porque no tengo un jefe visible. El financiero a quien yo respondía ha sido transferido a otra sociedad de la multinacional. Y el director general, que en teoría es mi jefe ahora, está por otras labores que no son controlarme a mí. Con la que tiene encima más bien soy un alivio en su vida de jefe, porque le resuelvo pequeños problemillas técnicos para los cuales necesita una respuesta 'de abogado'.

Así que hoy he venido, pero la mayoría de la plantilla está en su casa viéndolas venir o matando moscas, depende. Según entras por la puerta, el pasillo largo que normalmente bullía de gente y reuniones con puertas abiertas, está oscuro y sombrío. Cuando llegas a la antesala de mi oficina, igualmente la luz brilla por su ausencia. Solamente queda encendida la lamparilla de la directora financiera, que está al pie de no sé qué cañón, y la mía que la enciendo nada más llegar para que me caliente la vista.

Miro los mails. Nada importante. Una llamada aquí y otra allá. Me telefonea mi colega de finanzas para conspirar juntas. Ella me cuenta las pequeñas cosas de las que va teniendo noticia y yo le cuento las que sé yo. Entre las dos y sin hilar muy fino nos salen las cuentas de dos más dos: quieren cerrarnos la empresa. Llamo a la abogada externa que me asesora cuando se me complican los temas laborales, y según le cuento me dice que blanco y en botella.

Viene una secretaria de la otra empresa que hemos escindido para hacerme una consulta sobre un contrato, y me dice que no sabe qué le da más miedo, si nuestra empresa con las luces apagadas o la suya, situada al otro lado del muro, en donde los van despidiendo en ERE's de diez en diez semana sí semana no. Yo les digo a las dos, a la secre y a la directora financiera, que deberían darnos unas pastillitas anti depresión a medida que cruzamos el umbral para entrar en esta ratonera cada día. Contra el desánimo y la mala sangre. Y nos reímos las tres, qué más vamos a hacer.

Yo conmigo misma me pongo frívola, y lo que peor me sabe es que esta cronista, si no me fallan los datos que me van llegando, se va a perder el final de la película porque me va a pillar pariendo. Y oye, como que he aguantado mucho en este escenario como para perderme el día que nos chapen. Cuándo voy a tener otra oportunidad como ésta para poder contarla?

Sigo conspirando secretamente. Tengo yo un amigo ex-inspector fiscal que quizá tendría a bien conseguir un soplo de una empresa como ésta. Porque si a algo huele toda la operativa, es a ahorrarnos impuestos. Un día que pueda ya lo explicaré.

viernes, 22 de octubre de 2010

LOW COST



He descubierto -como si me hubiera caido de un guindo yo también- una perversión del lenguaje y de la filosofía buenista del pensar global actuar local.

En mi empresa manejamos un concepto muy de multinacional que hasta ahora no me había preocupado de saber lo que significaba. Lo llaman el Global Sourcing Platform.


Hay un montón de gente dedicada a esta actividad aquí y en la central. Y cuando me he interesado en saber qué  rayos significa eso, más que nada porque tengo que redactar un contrato al respecto, me he enterado de que, literalmente, son las economías de escala que realizamos al comprar barato en 'low cost countries', es decir, en países 'baratos'. Y por qué son baratos esos países? Pues porque su mano de obra lo es. Ya está. Cuando uno compra en uno de esos países con empleados 'low cost' está haciendo 'global sourcing', es decir está ahorrándole a la multinacional europea unos durillos por medio de sueldos miserables. Miserables pero que seguramente darán de comer a mucha gente, no digo yo que no.

Perverso pero efectivo. Deleznable pero reconvertido a aséptico por las maravillas del lenguaje. Tanto, que me da pudor explicar en el contrato lo que significa el concepto en sí. Lo seguiré llamando 'economías de escala'.

POSDATA: he descubierto que otras multinacionales son más refinadas y los llaman 'BEST COST COUNTRIES'... es lo mismo pero es menos duro de etiquetar...

miércoles, 20 de octubre de 2010

Los enemigos son siempre los mismos?




He titulado este post con una pregunta que le hacen al 'infiltrado' Gunter Wallraff, un periodista de raza que tiene que vivir las historias con su propia piel antes de escribirlas. El resultado último ha sido un libro que ahora publica Anagrama y que se titula en español Con los perdedores del mejor de los mundos, en el cual relata sus peripecias haciéndose pasar por distintos siniestros personajes. En Alemania ya ha provocado que investiguen a una empresa  subcontratada por Lidl y que cierren dos albergues en Hannover y Francfort.

Pero a mí lo que de verdad me ha impactado es verle convertido en un empresario funesto que pide a un prestigioso bufete de abogados que le 'limpien' la empresa de sindicalistas. Acudió para ello a unas charlas animadas y distendidas que, por el módico precio de 350 euros por cabeza, impartía semejante despacho legal con temas como 'Un futuro sin comités de empresa' o 'El despido sin motivos para despedir'. En palabras de Wallraff para El País acerca de este último reportaje dice: "sí, es el más bestia de todos; esos abogados son unos delincuentes... Pero no he recibido ni un sólo pleito por el. ¿Sabe por qué? Porque apenas araño la superficie: prefieren callar porque lo de debajo es aún peor".

Bien, si lo dice Wallraff, por qué no iba yo a poder opinar lo mismo? Lo que me estaba preguntando mientras lo leía es si no habría alguno de los ejecutivos de mi empresa asistiendo a esos cursos al mismo tiempo que el infiltrado. Y en caso de que no hablen alemán, si no habrán acudido a otro que les cuente lo mismo en privado y sin seminario?

Tuve un jefe con el que me llevaba muy bien -creo que era la única de la empresa que se llevaba tan bien con él- y que siempre se metía conmigo diciéndome que los abogados somos como alimañas que nos damos trabajo unos a otros. Qué frase tan sabia, porque eso es exactamente lo que hacemos.

Mi actividad del último año y medio en esta empresa se reduce, básicamente, a implementar un montón de contratos cruzados entre empresas del mismo grupo empresarial, que se intercambian servicios y materiales entre ellas y lo tienen que documentar por escrito. Pero no creáis que lo hacemos por gusto, es que las legislaciones obligan a ello. Ahora no puedes venderle ni un lápiz a tu matriz de la multinacional sin justificar primero: por qué te han pagado ese precio, y no otro, por ese lápiz, y cómo has documentado la operación de la venta del lápiz?

Así que, vender vendemos cada día menos. Por eso pende sobre nosotros una soga. Sin embargo, la de conexiones internas a documentar entre nosotros que pueden llegar a haber, oyes.

Estoy por tanto definitivamente de acuerdo con mi exjefe. Somos una mafia que nos alimentamos unos a otros, y más si cabe en tiempos de crisis. Tengo más  trabajo que nunca con tanta relación interna. Algún día alguien caerá en la cuenta de que no vendemos más que bolis y carteras entre compañías del grupo. De que el mercado ha caído tanto que ya nada nos justifica. Excepto las obligaciones legales a documentar. Supongo que seré de las que ponga el cerrojo y levante acta por escrito a continuación.

Una cosa más. Cuando a Wallraff le preguntan si los enemigos son siempre los mismos, él responde que "Una buena  parte, sí; sólo cambian las máscaras". Eso me hace pensar que no me desharé nunca de Oliver.

jueves, 14 de octubre de 2010

Desde la trinchera


Aguantando mecha y uniendo datos, porque nadie suelta prenda. La semana pasada tuvo lugar una reunión de altos mandos en la sede de la multinacional, pero el jefe de producción ha dicho que sus labios están sellados y no dispara ni con cargador lo que allí aconteció. El director dice que produciremos el año que viene. Pero a uno de ellos le han prometido un  puesto en la nueva organización, y el otro está con un pie aquí y otro en la jubilación anticipada -que no tan anticipada-, así que, por qué creerles?

Mi jefe de asesoría jurídica, al que nunca he visto la cara porque trabaja en la central extranjera y que nunca ha asomado el morro por estas dependencias de ultramar, además de no enviar jamás a nadie, me  ha enviado un mail diciéndome que si la semana que viene me venía bien que una rusa que trabaja para él, abogada para más datos, viniera a hacerme una visita para cerrar unos contratillos que tenemos pendientes desde casi principios de año. El chico abogado que tenía que terminarlos les ha dejado plantados para irse a un bufete anglosajón y ahora el merdé lo llevará la rusa. Aja! Así que sólo viene para ultimar esos contratillos, que con una conference call podríamos solucionar, o me la mandan de espía para ver qué se cuece por aquí?

Lo primero que se encontrará la rusa es que yo tengo un bombo ya de cinco meses, y dado que en la central no saben nada de mi embarazo, o eso creo, se va a poner pero que muy contenta cuando se percate de que si piensan desmantelarnos a principios del año próximo me van a pillar en el paritorio. Qué buenas noticias.

Lo segundo es que al enemigo ni agua.  Así que  no pienso soltar más que  información  enrevesada y compleja que haga dudar de las aptitudes de nadie para  gestionar este negocio, que no sea yo misma claro. Información es poder.

Y mientras, mi compañera financiera y yo nos preguntamos por qué nadie, incluidas nosotras, se revela y pregunta qué está pasando? Por qué todos, incluidos directivos, actuamos como si supiéramos el mal que  nos acecha pero no nos atreviéramos a nombrar ni la enfermedad ni sus plazos. Por qué nadie le planta cara al jefe y le pregunta qué  cuernos van a hacernos después de destriparnos? Y en cambio, todos seguimos trabajando mansamente como si nada.

Me recuerda a mi primer jefe Oliver y sus pesquisas.  Una vez nos tuvo hasta tres meses sin cobrar el sueldo. Nos decía que si no cobrábamos las facturas de nuestros clientes tampoco podíamos cobrar nosotros, que teníamos como veinticuatro años cada uno. Varios queríamos llamar a la central y contar  lo que nos estaba pasando. Pero uno, pensamos que a la central le iba a importar un carajo lo que hiciera Oliver con sus 'chicos'. Y segundo, que Oliver nos iba a soltar a los perros por chivarnos de su desorden. Así que aguantamos como  javatos hasta que nos pagó. Yo una vez llevaba tres millones de las antiguas pesetas en mi bolso acompañándole a un banco, y nosotros estábamos sin cobrar los sueldos, mientras él iba a ingresar esos tres millones a nombre de algunos de sus socios y del suyo propio. Ese día le di mi opinión sobre su actitud, mientras viajábamos a solas en su coche y entre la nieve, y me dije a mi misma que era hora de volar del nido y abandonar a Oliver por siempre jamás.

jueves, 7 de octubre de 2010

una proposición indecente

Este RR podría ser un alto ejecutivo de mi empresa. Algunos son incluso más guapos, y sobretodo más jóvenes que Redford claro. Y sin embargo, ninguno posee el glamour de Robert proponiéndole a Demi Moore una noche de sexo por un millón de dólares.

Pero la proposición que me ha llegado a mí es otra bien diferente. Y desde luego el sujeto emisor de la misma no le llega ni con tacones a Redford al ombligo.


 
Mmm. Preferiría haber conocido a Robert Redford en un casino.